Han pasado 4 años desde que empecé con la inversión en Dividendos y hay varias cosas de este camino que no me estan gustando. Lo primero, es que mi rentabilidad está por debajo del S&P 500, que se podría decir que es mi índice de referencia.
Hasta donde yo sé, es totalmente normal, y es que los principios son complicados teniendo en cuenta todo. Lo que más destaco en este sentido, es que mis primeras inversiones se fraguaron en las subidas post COVID. No empecé en las caídas de marzo, sino en las subidas de mitad de año.
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También hubo varias empresas en las que no debería haber invertido que, como no podría ser de otra manera, influyeron muy negativamente en la rentabilidad de mi portfolio. A día de hoy la mayoría ya no forman parte de la cartera, pero aún así ha llegado el momento de hacer cambios, y por eso escribo esta entrada.
Estoy invertido en demasiadas compañías
Uno de los aspectos de la inversión que más dificultad conlleva para mi, es a la hora de repartir los fondos. En los inicios no había problema; decidí no hacer compras demasiado grandes.
Eso suposo entrar en bastantes empresas, sin aglutinar demasiado dinero en ninguna de ellas. En algunas que consideraba baratas invertía algo más, pero la mayoría de mis inversiones hasta no hace demasiado fueron siempre en distintas empresas. Esto ha provocado que a día de hoy esté invertido en 46 empresas, lo que es una barbaridad. Eso sin contar las que se han perdido por el camino.
Tantas empresas en la cartera suponen un trabajo para seguir los resultados que simplemente no puedo realizar, lo que a veces significa asumir unos malos resultados que, de otra manera, quizá me hubiera podido ahorrar.
Esto no solo perjudica la calidad del análisis de la cartera, sino que de manera obvia limita la rentabilidad.
Sería una quimera pensar que todas nuestras acciones van a tener un desempeño igual o mayor al mercado, y si bien es imposible predecir sus movimientos, no deja de ser cierto que hay un grupo de ellas que es más sencillo dilucidar que son peores empresas que las demás.
Es verdad que en la inversión en dividendos no se tiene tan en cuenta la revalorización de la cotización. El dividendo nos interesa más, y en este sentido estoy más que satisfecho con la cantidad que recibo a dia de hoy.
Ahora bien, cada dia le doy más importancia a la revalorización de la acción. Sin duda eso ha cambiado respecto el inicio del blog. Y que no se malinterpreten mis palabras; quiero seguir inviertiendo en empresas que repartan dividendo.
Invertir en más calidad que cantidad
Adoro este tipo de estrategia de inversión. Sus beneficios son, para mi, más interesantes a largo plazo que los de otro tipo de estrategia. Pero tengo que mejorar mi desempeño, y para ello necesito establecer ciertos cambios, que de hecho hace semanas que estoy cavilando.
Lo primero y más importante es limitar, por decirlo de alguna manera, la cantidad de empresas de mi cartera. No habrá un número determinado que si supero me coja una depresión ni nada por el estilo, pero con ello pretendo mejorar un par de aspectos:
Por ahora, de esta manera, quiero cerrar algunas posiciones. Pienso que con ello mejorará el desempeño de la cartera. La premisa es que la calidad de mis inversiones se verá afectada a mejor, dado que las empresas de la cartera seran de media, de más calidad que la actual y tendré más tiempo para monitorizarlas.
Ignorancia, sobreexposición y sus consecuencias en la estrategia de inversión
Se podrían dar varios ejemplos de posiciones de mi cartera que han tenido un mal desempeño, pero una de las inversiones en que más mea culpa debo asumir es sin duda, Intel Corp.
Dejando de lado las razones por las que decidí entrar en Intel, 5 días después de empezar a invertir en 2020, hay varios aspectos relacionados con lo que he hablado hoy que se pueden destacar.
Cuando miré la empresa en el Inversionador, lo cierto es que sus fundamentales todavía eran tolerables. He observado, sin embargo, que aunque era algo pesimista de palabra, a la hora de la verdad hice caso omiso a las señales. ¿Podría haber vaticinado cómo de mal serían los siguientes resultados? No. ¿Estuve atento a los resultados? No. ¿Debería haber estado más atento a los resultados? Sí.
Parte ignorancia –que la había/hay–, parte sobreexposición –lo que supuso desidia a la hora de analizar los resultados–, y parte hype, en el sentido de «¿Cómo va a ir mal la compañía?«. Todo mi culpa.
A mediados de 2022 decidí aumentar mi posición en la compañía, para luego a mediados de 2024 vender toda la posición. Esto último era inevitable, sin embargo, lo hubiera hecho en 2022 de estar al caso.
Este último gráfico son los resultados de Intel cuarto a cuarto desde 2021. En los 6 primeros meses de 2022 Intel había generado $1,86 de EPS. Los flujos de caja, sin embargo, fueron malos; $6700 de CFO y $12000 de CAPEX.
Este debería haber sido un punto de inflexión, y no lo fue por la acumulación de las tres razones que he dicho. En el Q3, el CAPEX ya representaba casi un X3 el CFO. Insostenible. Pero es que, además, a finales de 2023 tengo la oportunidad de salir de la empresa con ganancias, y no vendo. Eso fue por no estar atento, y sí, es que no soy muy dado a seguir los resultados de las empresas. Es por eso que pienso que disminuir el número de ellas en mi cartera hará que me fuerce más en hacerlo.
Podría decir que no se podía saber, pero generando $11 mil millones de CFO y gastando $25 mil en CAPEX y recortando el dividendo no hay mucho que pensar. Un problema puntual es de una vez, y llevábamos ya más de un año en negativo. Muy mala inversión por mi parte, y espero que algo así no se vuelva a repetir.
Decir que la inversión en esta empresa me ha generado un -12% anual incluyendo los dividendos.
Son varias las conclusiones que saco, y espero que sean positivas de cara al futuro para mejorar mi estrategia de inversión en dividendos. En todo caso, lo iré contando en el blog, dado que me está empezando a gustar la idea de compartir cosas de mi portfolio y variar algo el contenido.
Un saludo!